Aceite de coco para el hígado graso?

El aceite de coco es un producto que alcanzó gran popularidad en los últimos años dentro del ámbito culinario, debido a que se le han atribuido diversas propiedades y beneficios.Muchas personas no dudaron en incorporarlo a sus dietas de adelgazamiento y otras, aunque fuese solo por curiosidad, lo probaron.

Según creencias, este aceite podría ayudar a combatir el cansancio mental, prevenir la aparición de arrugas, fortalecer el sistema inmunitario, prevenir el colesterol alto y la presión arterial alta, los picos de glucosa, cuidar la salud hepática, desinflamar partes del cuerpo, entre otras cuestiones.

Veamos a continuación más acerca del aceite de coco y por qué podría ser considerado un buen complemento para la dieta. También veremos si es útil para ayudar a mejorar la salud cuando se tiene el hígado graso.

Valor nutricional del aceite de coco

Según los expertos de la Fundación Español de la Nutrición (FEN), el aceite de coco es un producto que está compuesto principalmente por ácidos grasos saturados (85,2 %).

Y aclaran lo siguiente: “de estos ácidos grasos saturados, los ácidos grasos principales son láurico (C12:0), mirístico (C14:0) y palmítico (C16: 0). El ácido láurico representa más del 45 % de los ácidos grasos en el aceite de coco”

La leche de coco es un buen complemento para los batidos.

En vista de que se han hallado contradicciones en los estudios realizados en roedores acerca de las ventajas y desventajas de este producto, los expertos de la FEN recomiendan tener presente que, al ser un producto compuesto por ácidos grasos saturados, lo ideal sería consumirlo de manera ocasional y moderada, no regularmente.

Desde la Agencia de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) se recomienda que el consumo diario de grasas no supere el 30 % de la energía total consumida, con un máximo del 7 % de grasas saturada.

¿Un producto antiinflamatorio?

Han habido personas que han afirmado que el aceite de coco es un producto recomendable para complementar la dieta en caso de tener el hígado graso, ya que tendría, sobre todo, propiedades antiinflamatorias.

También se ha llegado a comentar que el consumo de aceite de coco sería recomendable, puesto que apoyaría las funciones del sistema digestivo. 

Por otra parte, han habido personas que han afirmado que el consumo de este aceite supuestamente ayudaría a “regenerar” y mejorar el hígado cuando está enfermo, y además, favorecer la pérdida de peso. Esto sería porque le ayudaría a eliminar toxinas. No obstante, no existe evidencia científica que apoye esta creencia.

En un estudio realizado en roedores, se llegó a la conclusión de que era el ejercicio lo que ayudaba a regular los niveles de colesterol y apoyar la pérdida de peso, no tanto el consumo de aceite de coco.

Como comentábamos anteriormente, la evidencia es contradictoria. Por ello, los investigadores y expertos en salud indican que habría que realizar más investigaciones antes de realizar recomendaciones acerca de la inclusión regular de este producto en la dieta.

¿Sería recomendable tomar a diario aceite de coco?

Como comentábamos anteriormente, lo ideal sería mantener una dieta equilibrada, en la que se incluyan todos los grupos de alimento de forma moderada y de acuerdo a las necesidades del organismo.

En caso de sufrir de hígado graso, es posible que el médico recomiende limitar el consumo de grasas. Veamos esto con mayor detalle a continuación:

  • Sería recomendable sustituir las grasas saturadas (como las que se encuentran en la carne, la piel o pellejo del pollo y otras aves) y productos como la mantequilla, la manteca de cerdo, la leche y sus derivados, las grasas trans (como la que se encuentra en las galletas y comestibles empaquetados).
  • También sería recomendable evitar el consumo excesivo de azúcar. En cambio, sería muy positivo que se consumiese mayor cantidad de alimentos frescos, como las frutas y los vegetales.
  • Los granos enteros también son una buena opción. En contraposición con los alimentos elaborados con harinas refinadas.

Los expertos del National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases indican que: “la sustitución de las grasas saturadas y las grasas trans en la dieta por grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, especialmente los ácidos grasos omega-3, puede reducir su probabilidad de desarrollar enfermedades del corazón si padece de hígado graso”.